viernes, 8 de abril de 2016

La diferencia entre un villano y un súpervillano



La diferencia de un villano con un súper villano, ES LA PRESENTACIÓN.

Cuando somos bebes no tenemos ninguna opinión sobre cómo nos visten y nos arreglen, con forme pasa el tiempo en la niñez comenzamos a definir ciertos gustos personales, con base en lo que nuestros padres nos enseñaron que es el mundo, no es sino hasta la pubertad y adolescencia que comenzamos a adquirir cierta identidad y además comenzamos a tener cierta influencia de nuestro entorno, posteriormente esa identidad madura un poco más y muchas veces ahí nos quedamos…. Nos vestimos de acuerdo a nuestros valores, si es la aceptación social, buscaremos estar a la moda, si nos predomina la rebeldía y/o buscamos llamar la atención, será algo más radical y contra tendencias. Si somos inseguros será algo con que nos sintamos cómodos y pasemos desapercibido. En mi experiencia, rara es la vez que nos ponemos a analizar de forma consiente nuestra imagen y cómo nos proyectamos al resto del mundo. No sólo en la vestimenta, sino en nuestras conversaciones, actitudes, higiene, gestos etc.

Yo he pasado por diferentes transformaciones de acuerdo al proceso anterior, en algún momento de mi vida me sentí “hippie” y odiaba a los “fresas”, después me sentí “alternativa” (y seguía odiando a los fresas), en la universidad diario andaba en Crocs hasta en situaciones formales, jamás usaba faldas, tacones o vestidos porque me parecían incómodos.

Hoy comprendo que es  un grave error que tenemos como sociedad el etiquetar a personas en estilos, desde hippie, fresa, hipster, alternativo, dark, nerd, hasta el tan de moda “godínez” considero que nos da mucha más libertad si no encasillamos a las personas en un estilo.

Yo soy yo, mi estilo es parte de mí, pero es mi personalidad el que lo define, no la ropa que uso.

Sin embargo; lamentablemente vivimos en una sociedad con etiquetas, estereotipos, que siempre hacemos prejuicios, que nos fijamos en la marca de las cosas y que literalmente “como te ven, te tratan” El reconocer esta deficiencia como sociedad o estar en contra no hará que las cosas cambien. Sin embargo, en mi experiencia, uno puede entender cómo funciona el juego y mover ciertas piezas a tu favor sin caer en los mismos esquemas de juicios y elitismo.

Cada uno de nosotros somos una marca y como marca nos estamos vendiendo todo el tiempo, en el trabajo, en una cita amorosa, en una comida familiar, en una reunión con amigos. Todo el tiempo estamos diciendo al mundo quién somos y cómo podemos contribuir en la vida de los demás.

Y como marca debemos de cuidar ciertos detalles, uno muy importante es la presentación. Y porqué la presentación se vuelve tan importante? ¿Por qué a veces cuesta tanto un empaque si se va a tirar? Pero que no,  lo verdaderamente valioso es lo de adentro? HA! Es que gracias al empaque volteaste a ver ese producto ENTRE TANTOS! Porque eso llamó tu atención, porque el empaque nos hizo creer que lo que se encontraba dentro era valioso. La presentación es importante porque es el gancho para descubrir lo más importante que es el contenido.  No digo que puede haber contenidos valiosísimos en empaques no tan atractivos, pero éstos son más difíciles de identificar.

Cuando me refiero a “empaque” estoy hablando de imagen personal, pero no sólo de la vestimenta y accesorios, sino también cuestiones de higiene, salud, vocabulario, expresión corporal.

Conforme pasa el tiempo y debido  a mi ambiente profesional he descubierto que una buena imagen personal abre muchas más puertas de las que jamás hubiera creído. Pero no me refiero a marcas, al contrario, no comparto la idea de invertir tanto dinero en algo que no lo vale.

Hace apenas 3 años he decidido trabajar en mi imagen personal, a la cual no le había puesto mucha atención.  He hecho muchos cambios, cuidar mi peso y mi alimentación, mi higiene, mi salud bucal, mi vestimenta, accesorios, maquillaje etc. Pero sobre todo me he obsesionado en cuidar mi conversación, mi vocabulario, y es lo que más me ha costado trabajo, pero también lo que más beneficios me ha traído. Desde quitarme “maldiciones” hasta quitarme palabras “de moda” que siento delatan la edad; o simplemente quitarme palabras que no tienen nada de malo, pero no me gusta cómo se escuchan.  Porque las palabras que usamos se arraigan tanto a nosotros que llega el momento de que las decimos inconscientemente y  que se vuelven parte de nuestra esencia. Hablamos como pensamos, y SOMOS LO QUE PENSAMOS.  Y vaya que me ha costado! Pero una reflexión interna que me gusta hacer en este sentido es:

 En mis planes está tener hijos y me gustaría que se expresaran correctamente; pero los niños aprenden por repetición y por ejemplo. Entonces yo me tengo que expresar correctamente porque inicialmente yo seré su ejemplo. Pero como esto no se logra de un día para otro, quiero empezar cuanto antes para que así en el momento que tenga a mis hijos, me exprese correctamente de forma inconsciente.

Al inicio me fue difícil cambiar mi “outfit” porque ya tenía cierta ropa y no tenía el recurso para cambiar todo mi closet de un día para otro. Pero entonces entendí que lo más difícil es cambiar la mentalidad, porque seguía yendo a las mismas tiendas y seguía viendo la misma ropa a la que estaba acostumbrada. Si me ponía un vestido sentía que todo el mundo me veía raro o me sentía “
disfrazada; pero en realidad sólo eran creencias mías, resistencia al cambio.
Me fui obligando a cambiar esta forma de pensar, comencé a estudiar el tipo de ropa que le beneficiaba a mi tipo de cuerpo, empecé a entender  la frase “Más es menos,  pero había parte de mí que se resistía al cambio,  por lo que decidí que no cambiaría todo, que conservaría el toque coqueto que tanto me gusta, pero de una forma más consiente. Si estoy escotada, no llevaré algo corto, si traigo algo corto, no estaré escotada, si quiero estar corta y escotada (a esos les llamo los “putivestido”) es para ir al antro, seducir a mi pareja o molestar a mi familia conservadora :) . 

Decidí también que invertiría en algunos artículos clave como reloj, bolsa, lentes; comprándome alguno bueno ("bueno" no me refiero a marca, sino a calidad y gran duración). Y así me olvidaría de modas en estos artículos. También decidí apostarle a "los básicos", colores sólidos sin estampados y sin cortes sofisticados;  con algunas excepciones cuando voy de compras, pero éstas deben de estar justificadas por una buena oferta.

Poco a poco todo mi vestidor se transformó, de repente de no usar nunca vestido, ahora lo uso 4 días a la semana. Y me encantan los resultados que esto me ha traído, siempre estoy lista tanto para una reunión de trabajo emergente como para una invitación a cenar de mi pareja. No importa si me encuentro a mi ex en el súper porque sé que me veré genial. En mi ámbito profesional, me ha ayudado a generar confianza más rápidamente y en mi vida personal me he acostumbrado a no pasar desapercibido.

Hoy me siento sana, fuerte, linda, atractiva y feliz. Pero lo más importante es que me siento por dentro como lo reflejo por fuera.


V

No hay comentarios:

Publicar un comentario