La diferencia de un villano con un súper villano, ES LA
PRESENTACIÓN.
Cuando somos bebes no tenemos
ninguna opinión sobre cómo nos visten y nos arreglen, con forme pasa el tiempo
en la niñez comenzamos a definir ciertos gustos personales, con base en lo que nuestros
padres nos enseñaron que es el mundo, no es sino hasta la pubertad y adolescencia
que comenzamos a adquirir cierta identidad y además comenzamos a tener cierta influencia
de nuestro entorno, posteriormente esa identidad madura un poco más y muchas
veces ahí nos quedamos…. Nos vestimos de acuerdo a nuestros valores, si es la
aceptación social, buscaremos estar a la moda, si nos predomina la rebeldía y/o
buscamos llamar la atención, será algo más radical y contra tendencias. Si
somos inseguros será algo con que nos sintamos cómodos y pasemos desapercibido.
En mi experiencia, rara es la vez que nos ponemos a analizar de forma consiente
nuestra imagen y cómo nos proyectamos al resto del mundo. No sólo en la vestimenta,
sino en nuestras conversaciones, actitudes, higiene, gestos etc.
Yo he pasado por diferentes transformaciones
de acuerdo al proceso anterior, en algún momento de mi vida me sentí “hippie” y
odiaba a los “fresas”, después me sentí “alternativa” (y seguía odiando a los
fresas), en la universidad diario andaba en Crocs hasta en situaciones
formales, jamás usaba faldas, tacones o vestidos porque me parecían incómodos.
Hoy comprendo que es un grave error que tenemos como sociedad el etiquetar
a personas en estilos, desde hippie, fresa, hipster, alternativo, dark, nerd,
hasta el tan de moda “godínez” considero que nos da mucha más libertad si no
encasillamos a las personas en un estilo.
Yo soy yo, mi estilo es parte de
mí, pero es mi personalidad el que lo define, no la ropa que uso.
Sin embargo; lamentablemente
vivimos en una sociedad con etiquetas, estereotipos, que siempre hacemos
prejuicios, que nos fijamos en la marca de las cosas y que literalmente “como
te ven, te tratan” El reconocer esta
deficiencia como sociedad o estar en contra no hará que las cosas cambien. Sin
embargo, en mi experiencia, uno puede entender cómo funciona el juego y mover
ciertas piezas a tu favor sin caer en los mismos esquemas de juicios y elitismo.
Cada uno de nosotros somos una marca y como marca nos estamos vendiendo
todo el tiempo, en el trabajo, en una cita amorosa, en una comida familiar, en
una reunión con amigos. Todo el tiempo estamos diciendo al mundo quién somos y
cómo podemos contribuir en la vida de los demás.
Y como marca debemos de cuidar
ciertos detalles, uno muy importante es la presentación. Y porqué la
presentación se vuelve tan importante? ¿Por qué a veces cuesta tanto un empaque
si se va a tirar? Pero que no, lo
verdaderamente valioso es lo de adentro? HA! Es que gracias al empaque
volteaste a ver ese producto ENTRE TANTOS! Porque eso llamó tu atención, porque el empaque nos hizo creer que lo que
se encontraba dentro era valioso. La presentación es importante porque es
el gancho para descubrir lo más importante que es el contenido. No digo que puede haber contenidos
valiosísimos en empaques no tan atractivos, pero éstos son más difíciles de
identificar.
Cuando me refiero a “empaque”
estoy hablando de imagen personal, pero no sólo de la vestimenta y accesorios,
sino también cuestiones de higiene, salud, vocabulario, expresión corporal.
Conforme pasa el tiempo y debido a mi ambiente profesional he descubierto que
una buena imagen personal abre muchas más puertas de las que jamás hubiera
creído. Pero no me refiero a marcas, al contrario, no comparto la idea de
invertir tanto dinero en algo que no lo vale.
Hace apenas 3 años he decidido
trabajar en mi imagen personal, a la cual no le había puesto mucha atención. He hecho muchos cambios, cuidar mi peso y mi
alimentación, mi higiene, mi salud bucal, mi vestimenta, accesorios, maquillaje
etc. Pero sobre todo me he obsesionado en cuidar mi conversación, mi
vocabulario, y es lo que más me ha costado trabajo, pero también lo que más
beneficios me ha traído. Desde quitarme “maldiciones” hasta quitarme palabras “de moda” que siento delatan la edad; o simplemente quitarme palabras
que no tienen nada de malo, pero no me gusta cómo se escuchan. Porque las palabras que usamos se arraigan
tanto a nosotros que llega el momento de que las decimos inconscientemente y que se vuelven parte de nuestra esencia.
Hablamos como pensamos, y SOMOS LO QUE PENSAMOS. Y vaya que me ha costado! Pero una reflexión
interna que me gusta hacer en este sentido es:
En mis planes está tener hijos y me gustaría que
se expresaran correctamente; pero los niños aprenden por repetición y por
ejemplo. Entonces yo me tengo que expresar correctamente porque inicialmente yo
seré su ejemplo. Pero como esto no se logra de un día para otro, quiero empezar
cuanto antes para que así en el momento que tenga a mis hijos, me exprese
correctamente de forma inconsciente.
Al inicio me fue difícil cambiar
mi “outfit” porque ya tenía cierta ropa y no tenía el recurso para cambiar todo
mi closet de un día para otro. Pero entonces entendí que lo más difícil es
cambiar la mentalidad, porque seguía yendo a las mismas tiendas y seguía viendo
la misma ropa a la que estaba acostumbrada. Si me ponía un vestido sentía que
todo el mundo me veía raro o me sentía “
disfrazada; pero en realidad sólo eran creencias mías, resistencia al cambio.
disfrazada; pero en realidad sólo eran creencias mías, resistencia al cambio.
Me fui obligando a cambiar esta
forma de pensar, comencé a estudiar el tipo de ropa que le beneficiaba a mi
tipo de cuerpo, empecé a entender la
frase “Más es menos, pero había parte de
mí que se resistía al cambio, por lo que decidí que no cambiaría todo, que
conservaría el toque coqueto que tanto me gusta, pero de una forma más consiente.
Si estoy escotada, no llevaré algo corto, si traigo algo corto, no estaré
escotada, si quiero estar corta y escotada (a esos les llamo los “putivestido”)
es para ir al antro, seducir a mi pareja o molestar a mi familia conservadora :) .
Decidí también que invertiría en algunos
artículos clave como reloj, bolsa, lentes; comprándome alguno bueno ("bueno" no
me refiero a marca, sino a calidad y gran duración). Y así me olvidaría de modas en estos artículos. También decidí apostarle a "los básicos", colores sólidos sin
estampados y sin cortes sofisticados; con algunas excepciones
cuando voy de compras, pero éstas deben de estar justificadas por una buena
oferta.
Poco a poco todo mi vestidor se
transformó, de repente de no usar nunca vestido, ahora lo uso 4 días a la
semana. Y me encantan los resultados que esto me ha traído, siempre estoy lista
tanto para una reunión de trabajo emergente como para una invitación a cenar de
mi pareja. No importa si me encuentro a mi ex en el súper porque sé que me veré
genial. En mi ámbito profesional, me ha ayudado a generar confianza más
rápidamente y en mi vida personal me he acostumbrado a no pasar desapercibido.
Hoy me siento sana, fuerte,
linda, atractiva y feliz. Pero lo más importante es que me siento por dentro
como lo reflejo por fuera.
V
No hay comentarios:
Publicar un comentario